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7° SALÓN DEL AUTOMÓVIL DE ARGENTINA ABRE SUS PUERTAS CON POCAS MARCAS EN EXPOSICIÓN

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Hoy dio inició el Salón del Automóvil en Argentina, aunque con un reducido número de marcas en exposición debido a la baja en la producción de la industria automotriz que viene sucediendo en el país vecino desde el año pasado. A partir de hoy 19 hasta el 28 de junio, bajo los reflectores de La Rural brillarán los autos de 16 marcas… o 17 si se suma a la “camionera” Scania. Además, se podría agregar un par más, como Ferrari o Maserati, pero no registran volúmenes de venta considerables y los modelos que exponen no son nuevos.

La lista de ausentes es alarmante: Alfa Romeo, BMW, Chrysler, Citroën, Dodge, Hyundai, Iveco, Jaguar, Kia, Land Rover, Mini, Mitsubishi, Porsche, Ssangyong, Subaru, Suzuki y Volvo. Son 17 marcas las que no participan de la muestra. Una, Citroën, que produce en El Palomar, es una marca afiliada a Adefa (la asociación de fabricantes de autos de la Argentina). Se excusó por cuestiones presupuestarias en el marco de un plan para recuperar la rentabilidad en el país y la región. Así lo dice su comunicado oficial, que no deja de mencionar la complejidad del mercado local y la restricción de divisas (falta de dólares).

Los importadores, que hibernan con la esperanza de algún guiño del próximo gobierno, aducen motivos elegantes. Pero en el off the record el motivo de la ausencia es que sus ventas están por el piso y el costo para montar un stand en el salón es millonario. “Si tengo un mango es para pagar los sueldos, no puedo bailar al ritmo de los grandes”, confió a TN.com.ar el titular de una de estas empresas.

Está claro que el mercado automotor no pasa por el mejor momento y la mitad de las compañías no querían hacer la exposición. El año pasado las ventas cerraron casi un 30 por ciento abajo, aunque –nobleza obliga– la comparación es respecto de 2013, el año récord del sector, con casi un millón de unidades vendidas (955 mil para ser más exactos). Eran tiempos de euforia. Se vendían cinco autos por minuto, en muchos casos para “resguardar” el dinero ante el ritmo inflacionario, la progresión devaluatoria y las dificultades para ahorrar en moneda extranjera a causa del cepo cambiario.

También fue el boom de los importados, que se vendían en pesos que muchos obtenían en el cambio paralelo. De esa manera, en dólares terminaban siendo “una ganga”.

La fiesta terminó con el “impuestazo automotor”, que desde enero de 2014 liquidó casi por completo el mercado de la alta gama, a los importadores, y traccionó aumentos en las capas inferiores de todo el mercado. A tal punto que hoy ya hay un puñado de autos nacionales alcanzados por el gravamen y muchos otros caminando por la cornisa. Además, en la red se registran faltantes de stock, sobreprecios y otras distorsiones.

En lo que va de 2015, las ventas ya registran un declive de 21 por ciento, y las estimaciones indican que el total al cierre del calendario rondará los 550 mil vehículos.

Pero al fanático de los fierros todo esto le importa poco. Si paga 100 pesos para ver autos, los quiere todos, no unos pocos. La pasión por las máquinas no entiende de política, de coyunturas, de cupos ni divisas. Si hay un Mercedes, no puede faltar un Be-Eme. Y si están Honda y Toyota, deberían estar Hyundai y Kia. Son marcas todavía pequeñas en Argentina pero con futuro industrial en la región y un presente descollante a nivel internacional. Hubiese estado bien traer a Buenos Aires algunas de sus tecnologías o los “concept cars” más modernos. Aunque sea en stands más chicos en otro sector.
Fuente: TN.com.ar

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